sábado, 30 de mayo de 2009

ARTICULO PUBLICADO EN PERIODICO VENEZOLANO, POR DOCUMENTALISTA ANGEL PALACIOS.



Elena Varela: Censura y represión en Chile
Corresponsalía ANMCLA en Chile (*)
Ocurrió hace un año en Chile. Decenas de policías y agentes de inteligencia rodearon una casa al sur del país. Era el momento cumbre de un operativo antiterrorista que culminaría a las 8:45 de esa mañana. Los policías despejaron la zona mientras los tiradores tomaban posición. A la señal convenida, irrumpieron en la vivienda.
Este operativo comandado por fuerzas especiales de la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI) dio como resultado la detención de una peligrosa ...DIRECTORA DE CINE! Los policías inmovilizaron a la mujer, la metieron en uno de los vehículos que sirvió de cuarto de interrogatorios y comenzó un calvario que no termina aún para nuestra colega y amiga Elena Varela.
Tras amenazas, humillaciones y cuatro meses en una cárcel de máxima seguridad, Elena Varela ve amenazada su libertad. El Estado chileno la trata como si fuera una terrorista. Sus comunicaciones y actividades son monitoreadas por la ANI. Tiene una especie de libertad condicional mientras transcurre un juicio en el que la Fiscalía intenta presentarla como delincuente, subversiva y terrorista, pidiendo 15 años de cárcel. Mientras tanto, 300 horas de grabaciones audiovisuales y material de utilería permanecen confiscados como “evidencia criminal”.
Esta historia no ocurrió en la época de Pinochet, sino en el Chile que dice llamarse democrático. Tras el caso de Elena, hay una trama de censura y represión contra los reclamos ancestrales del pueblo indígena Mapuche desplazado por las transnacionales de la madera y la voracidad del neoliberalismo. Denunciar las violaciones a los derechos humanos que sufren los indígenas chilenos, como hizo ella, es meterse con un tema prohibido.
Hace quince días, la entrevistamos en Santiago de Chile: “Soy documentalista, y además soy directora de orquesta y profesora de música. Estoy realizando dos películas documentales, que tienen que ver con la historia social de Chile y del pueblo Mapuche. Dos proyectos documentales que comenzamos a trabajar hace cinco años en la fase de investigación”
Los Sueños del Comandante
Uno de los documentales se titula Los Sueños del Comandante. Es la historia de los reclamos sociales de trabajadores y campesinos desde los años 40 hasta la dictadura, cuando el MIR y otros movimientos políticos jugaron un papel fundamental en la resistencia que costó el exterminio de sus principales dirigentes.
Elena reflexiona sobre las dificultades que atraviesa una documentalista como ella cuando aborda temas como este: “No había registros ni investigaciones. Todo es transmisión oral. Hemos ido reconstruyendo una historia social y política escrita desde el valor y sacrificio del pueblo chileno, que no es la historia oficial que siempre nos muestran. Revive momentos críticos de los procesos y conflictos sociales: el tema de los derechos humanos, de los detenidos y desaparecidos y de gente exiliada que vuelve para seguir luchando.”
La fuerza de los Mapuche
El otro documental se llama Newen Mapuche ("La Fuerza de la Gente de la Tierra"), y devela el conflicto del pueblo indígena Mapuche en defensa de su supervivencia: “su lucha por las aguas y las tierras en contraposición a un poder económico que cuenta con todo el aval del sistema, del Gobierno y del Estado”.
El proyecto ganó un concurso que permitió el apoyo financiero del Fondo Nacional de Cine. Narra la historia de un joven mapuche acusado bajo la ley antiterorrista por defender los derechos de su comunidad, y contempla la filmación de escenas de ficción combinadas con el documental, y con escenas de archivo: “Es la historia de la ocupación de los territorios, de militarización, de represión contra los indígenas del sur de Chile y la aplicación de instrumentos legales como la ley antiterrorista contra un pueblo originario. Para el sistema es revolucionario hoy en día ser Mapuche. El pueblo Mapuche es perseguido y es aniquilado. En todo sentido.”
El “operativo antiterrorista”
El día antes de la detención, el equipo fue a una locación de la cordillera por donde el joven iba a cruzar clandestinamente hacia el lado argentino: “era el último del grupo de dirigentes de la comunidad mapuche que quedaba; el resto ya había sido detenido por la Agencia Antiterrorista”. Ya para entonces, agentes de la AIN les seguían los pasos. Al día siguiente allanaron su casa: “De todas partes aparecieron hombre apuntándome con armas, me tomaron por los brazos y me subieron a un auto… Subía uno y me interrogaba, luego subía otro y continuaba el interrogatorio”.
También la amenazaron: “Me decían: “Tu hija va a llegar a la casa y va a estar sola. Tú no sabes que le puede pasar a tu hija si tu no cooperas… Fue la parte más dura, yo no entendía nada. No comprendía porqué estaba detenida”.
Los agentes sacaron de la casa las banderas del MIR utilizadas para el documental Sueños del Comandante: “Las levantaban y les sacaban fotos como si fueran una evidencia criminal”. Se llevaron todas las cintas de video, las latas de cine, la computadora y los guiones, y detuvieron a todo el equipo de rodaje, incluyendo dos mapuches y un boliviano. El sonidista logró esconder antes las cintas de sonido, lo único que se salvó de la película.
Mientras la llevaban hacia el sur, Elena pensó que la matarían por el camino. En Panguipugui, donde ella trabajaba en un colegio dirigiendo una orquesta sinfónica de niños Mapuches, le querían obligar a declarar que tenía armas guardadas en los instrumentos musicales: “Los policías insistían en que yo entrara y yo les decía que no, que yo había dejado mi corazón en esa orquesta, que no iba a bajar esposada como si una criminal, que no había ningún arma escondida en los instrumentos y que si querían entraran ellos”.
En medio de forcejeos y golpes, logró meterse debajo del auto. “Fue terrible... no sabes hasta donde van a llegar... y el dolor que sentía por el trato tan injusto, tan cruel... todas las cosas que yo había estudiado de la época de la dictadura”. Luego, los agentes de la Agencia Nacional de Inteligencia allanaron la sala de música.
De allí le trasladaron a Temuco, donde se unió a sus compañeros de rodaje detenidos. En Rancagua, les ingresaron en la cárcel de máxima seguridad, donde continuaron los interrogatorios y las acusaciones absurdas: “que yo había hecho dos asaltos, que todo el dinero que había conseguido para la película lo había usado para financiar al MIR y al Frente Patriótico. Que con las armas plásticas de utilería yo había hecho entrenamiento para formar cuadros guerrilleros y que estaba relacionada con una red internacional… Hasta dijeron que yo había sido entrenada como guerrillera en Colombia y que la película era en realidad una fachada de organizaciones armadas”.
En la cárcel, le pusieron un defensor público, que no ejerció ninguna defensa: “ya estaba confabulado con la Fiscalía para enjuiciarme”, señala Elena. “Viví situaciones de terror, de hostigamiento psicológico y amenazas de muerte”.
Ante la amenaza de una injusta condena a 15 años de cárcel, Elena clama por su libertad, pero también lamenta el secuestro del material audiovisual: “no puedo terminar la película, no puedo trabajar”. Nuestra amiga reflexiona sobre el fondo del asunto: “es un proyecto de Estado de Terror contra la gente que lucha, contra la gente con conciencia social, contra el pueblo mapuche que está tratando de recuperar sus tierras y su cultura. Yo lo único que pude hacer fue tratar de contar esas realidades.”
Libertad a Elena Varela
Suena el celular y se interrumpe la conversación. Es un familiar recordándole la hora. Elena tiene que ir a encerrarse en su casa por orden judicial. La misma orden que confiscó 300 horas de filmaciones, emitida bajo las mismas leyes que promulgó Pinochet y que aún hoy están vigentes en Chile, para aplicarlas contra Elena, contra los dirigentes mapuches y contra los documentalistas que tratan de darle proyección mundial a sus luchas.
No es el único caso. El año pasado, fueron detenidos y deportados Christopher Cyril y Joffrey Paul, dos documentalistas a los que les requisaron el material con denuncias de una comunidad indígena. También los documentalistas italianos Giuseppe Gabriele y Dario Ioseffi fueron detenidos y deportados por grabar testimonios sobre el atropello a los mapuches. Sergio Bravo, Jeannette Paillán, Gonzalo Vergara, Maria Teresa Larrain se suman a la lista de cineastas que por enfocar sus cámaras al tema mapuche, han sentido desde el seguimiento policial hasta la detención.
En pocas semanas un tribunal dictará sentencia. Tras el montaje judicial y mediático, están los intereses de transnacionales y gobernantes títeres que pretenden censurar e intimidar a los que piensen defender con sus cámaras a los Mapuche. Por eso, la lucha por la libertad de Elena incumbe a todos. Es una lucha por la verdad, la justicia y los derechos humanos. Ella es un símbolo de la libertad de expresión y del derecho a la información, que nos debe unir para reclamar al gobierno chileno libertad para Elena Varela; libertad para los presos políticos; respeto al pueblo mapuche. No mas censura en Chile.
(*) Ángel Palacios, Iván Ramos, Enrique González

3 comentarios:

  1. Te paso un blog http://guillermodonari.blogspot.com/2009/05/un-regalo-para-el-fin-de-semana-lengua.html
    pues hoy publicó sobre el diccionario de lengua mapuche, saludos, Mónica

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  2. AYUDA A VENEZUELA POR FAVOR!!!!

    La Libertades no se venden, Tienen que ser libres y fundadora de conciencia, sin desacatar a las leyes universales.

    Por favor, este es el unico medio que tengo para expandir mi propuesta Nacional y no soy político pero se necesita arreglar algunos asuntos en Venezuela y necesito expandir este enlace:

    http://www.intercongreso.org

    Mi patria y yo te lo agradecerá.

    Puedes comparar el plan nacional del presidente Hugo Chavez aquí:

    http://www.mpd.gob.ve/Nuevo-plan/PROYECTO-NACIONAL-SIMON-BOLIVAR.pdf

    Y la propuesta que estoy lanzando para Venezuela aqui:

    http://www.intercongreso.org/index.php?option=com_content&view=article&id=59&Itemid=110

    Estamos en contacto Colega.

    Pedro Lopez.
    Coordinador General.

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